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¿Cómo llevar a cabo la evaluación de riesgos en un supermercado?

Una trabajadora de un supermercado muestra el surtido de productos de la frutería

Según los datos ofrecidos por la Estadística de Accidentes de Trabajo, elaborada por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, en 2022 se produjeron 631.724 accidentes laborales en nuestro país. De ellos, 67.435 ocurrieron en el sector comercio, al que pertenecen los trabajadores de supermercados. El desarrollo de un análisis minucioso de los riesgos a los que se enfrentan en su desempeño es un procedimiento que permite reducir la incidencia de percances en su día a día. 

Poner en marcha una evaluación de riesgos de un supermercado e identificar los puntos en los que los trabajadores se exponen a contingencias peligrosas es clave para garantizar el bienestar de todos los profesionales. Partiendo de esa idea, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales se convierte en la referencia desde la que se toman las medidas principales de protección.

¿Cuáles son los principales riesgos en un supermercado?  

Las particularidades del trabajo en un supermercado, que exige un esfuerzo físico prolongado, con manipulación de cargas pesadas y la exposición eventual a condiciones extremas, entre otras contingencias, sitúa a su personal ante determinados riesgos laborales. Te señalamos algunos de los más habituales.

  • Lesiones de espalda. La carga excesiva de pesos, la repetición de malas posturas o los movimientos bruscos son las principales causas. Seguir una serie de consejos para mejorar la ergonomía en los supermercados es clave para evitar estas lesiones, 
  • Hipotermia. La exposición al frío en cámaras frigoríficas exige contar con un tipo de equipamiento imprescindible, como prendas térmicas, guantes o el calzado adecuado. 
  • Cortes y atrapamientos. El personal de carnicería o pescadería trabaja habitualmente con instrumentos punzantes y afilados como cuchillos o máquinas trituradoras. Los guantes de seguridad son un aliado indispensable.
  • Caídas y tropiezos. Los trabajadores de un supermercado se desplazan de forma continua por el establecimiento y en ocasiones han de subir a escaleras o plataformas para manipular productos situados a diferente nivel. Contar con calzado profesional y mantener el suelo en perfecto estado es esencial para evitar accidentes. 
  • Estrés. El trabajo continuado, de cara al público y con mucha intensidad puntual, puede generar episodios de estrés. Una correcta gestión de turnos del personal es clave para evitarlo.
Zapatos de seguridad en una sección de un supermercado.

Pasos clave en la evaluación de riesgos en un supermercado 

La Ley de Prevención de Riesgos establece como obligación para cualquier empresario “planificar una acción preventiva a partir de una evaluación inicial de riesgo”. Una vez puesta en marcha esta planificación, la legislación demanda “evaluar los riesgos a la hora de elegir los equipos de trabajo, sustancias o preparados químicos y del acondicionamiento de los lugares de trabajo”.  

Como complemento de la legislación, el documento Evaluación de Riesgos Laborales, elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, recoge las pautas que se recomiendan seguir para reducir accidentes. Teniendo en cuenta las particularidades del sector, te explicamos cuáles son los pasos clave en la evaluación de riesgos de un supermercado. 

1. Identificación de riesgos 

El primer paso se centra en realizar una estimación directa de los riesgos. Las consideraciones del personal de las diferentes secciones deben ser una referencia. Para ello, es recomendable establecer un diálogo directo con todos los profesionales y que estos indiquen cuáles son sus percepciones de riesgo en su día a día. 

Es importante tener en cuenta que los riesgos asociados son distintos en cada puesto y que, además de las contingencias físicas, hay que prestar atención al riesgo de trastornos psicológicos a causa de sobrecarga de trabajo o factores específicos del entorno laboral. 

En este primer punto, a partir de una observación detallada y de las aportaciones del personal, es posible identificar lo que se conoce como “riesgos razonablemente previsibles”. Estos pueden ser: resbalones, instalaciones en mal estado, ventilación, temperatura, niveles de ruido o riesgos de la manipulación de productos, entre otros. 

2. Identificar a los trabajadores expuestos al riesgo

Las circunstancias laborales determinan el riesgo de cada trabajador especializado. Las tareas del personal de la caja del supermercado, de los profesionales del almacén o de quienes trabajan en cámaras frigoríficas conllevan, por ejemplo, distintos riesgos. 

Por otro lado, en la evaluación de riesgos de un supermercado hay que tener en cuenta las situaciones particulares de cada trabajador. Aspectos como la edad, las condiciones físicas o la experiencia resultan especialmente relevantes.

3. Tomar medidas para reducir los riesgos identificados

En función de las conclusiones obtenidas en la identificación de riesgos, es el momento de planificar las acciones preventivas. Este proceso debe implicar a los diferentes departamentos del supermercado e incluir dos tipos de actuaciones preventivas:

  • Tomar las medidas que eliminarán o reducirán los riesgos en origen, teniendo en cuenta las circunstancias particulares de los trabajadores. No obstante, y según señala el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, “la protección colectiva tendrá siempre prioridad”.
  • Desarrollo de acciones de formación a los trabajadores que les informen sobre los riesgos potenciales de su trabajo en el supermercado, las medidas preventivas establecidas y los comportamientos seguros que deben mantener. 

4. Revisión periódica de la evaluación de riesgos 

Los supermercados suelen tener una rotación de personal alta y están sujetos a cambios periódicos en la disposición de los productos y en la gestión cotidiana de su actividad. Los riesgos a los que se enfrentan los trabajadores son, pues, cambiantes. 

Una revisión y actualización periódica de la evaluación de riesgos de un  supermercado resulta esencial para adaptarse a la evolución de las necesidades de las empresas y sus profesionales. 


Contar con un equipamiento profesional adecuado contribuye a reducir los riesgos a los que se enfrentan los trabajadores en los supermercados.
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