En el año 2023, un 4,1 % de los trabajadores españoles faltaron a su trabajo en alguna ocasión por motivos de salud, lo que implica duplicar la tasa de bajas laborales respecto a 2012. Según el Estudio sobre la incapacidad temporal y la siniestralidad, elaborado por el Instituto Valenciano de Actividades Económicas y Umivale Activa, estas cifras suponen un coste de más de 17 000 millones de euros anuales, un 1,4 % del PIB español.
Según alerta la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, una de las principales causas de dolencia y baja laboral son los trastornos musculoesqueléticos, que afectan especialmente a la espalda, cuello, extremidades y hombros. Las posturas forzadas en el trabajo tienen una incidencia directa en el desarrollo de estas dolencias que pueden llegar a ser incapacitantes. Veamos qué son y cuáles son sus causas principales.
Qué son las posturas forzadas en el trabajo y lesiones que pueden provocar
Hablamos de posturas forzadas en el trabajo cuando el profesional se ve obligado a mantener una posición corporal que no es natural durante el desarrollo de su labor. Se consideran como tales todas aquellas que provocan tensión en las articulaciones, tendones, músculos o ligamentos.
Como señala el documento Posturas de trabajo: evaluación de riesgo, elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, el efecto más frecuente sobre la salud es el dolor, pero la reiteración de malas posturas puede generar enfermedades persistentes. Existen diferentes etapas en función de los efectos causados.
- Una primera fase, en la que aparecen molestias que se pueden convertir en dolor y cansancio durante las horas de trabajo, pero que desaparecen durante los descansos o al acabar la jornada.
- Una segunda etapa, en la que el dolor se mantiene fuera del desempeño profesional, si bien puede remitir durante periodos vacacionales o de descanso prolongados.
- En la tercera etapa, el daño se convierte en crónico y solo es posible paliar el dolor con tratamientos específicos. Puede causar bajas laborales permanentes e impactar en la vida personal del trabajador.
Dependiendo del tipo de trabajo y de las condiciones físicas y psicológicas del profesional, las consecuencias de las posturas forzadas pueden ser diferentes. Te resumimos las más frecuentes.
Lesiones musculoesqueléticas
Una mala postura puede provocar gran variedad de lesiones como pueden ser tendinitis, bursitis, dolor de cuello y hombros, fascitis plantar o lesiones en la columna, entre otras.
Trastornos emocionales
El malestar generado por las posturas poco naturales genera estrés e insatisfacción laboral cuando se prolonga en el tiempo.
Agotamiento
La productividad se puede ver afectada cuando se repiten posturas forzadas en el trabajo que desencadenan una fatiga física y mental prolongada.
Problemas de circulación
Esta situación se produce cuando la postura forzada se prolonga en el tiempo, ya que se reduce el flujo sanguíneo natural lo que, frecuentemente, se ve acompañado de una incómoda sensación de entumecimiento.